Es probable que en situaciones comunicativas cotidiana utilicemos la ironía, por lo cual parece que nos sale de manera natural. Aunque esto pueda ser bastante “común” no quiere decir que todos lo entiendan y lo puedan manejar, sobre todo porque se suele confundir la ironía con el sarcasmo .
Si quieres sabes sus diferencias, encontrar ejemplos y explicaciones, a continuación te contamos todo lo que necesitas saber.
¿Qué es la ironía?
Si nos basamos en el significado etimológico, Ironía proviene del latín “ironīa” y del griego “eirōneía”. Teniendo esto en claro, los autores aseguran que la ironía es una forma de expresarse en la que el emisor del mensaje busca dar a entender lo contrario a lo que está diciendo en realidad.
En la mayoría de los casos, cuando se utiliza la ironía también se está haciendo algún tipo de chiste o se está intentando disfrazar un mensaje oculto, pero esto lo hace de manera atenuada insultando o dándole a entender al otro algo distinto a lo que se dice.
Ejemplos de ironía
La mejor manera de entender la ironía es con ejemplos y aquí tenemos algunos bastante buenos:
- ¡Qué bueno que te hizo caso, tus consejos me ayudaron demasiado!: En ese caso, quien emite el mensaje en realidad está reprochando al receptor pues sus consejos no le han servido de nada.
- ¿Ya te cansaste de trabajar tanto?: Ahora, alguien le está reprochando a una persona que no trabaja y le pregunta en realidad si está cansado de hacer nada.
- Aprecio mucho tu consejo: En realidad no aprecia demasiado el consejo, pero no lo dice de forma clara.
- ¡Amo mi trabajo, es el mejor del mundo: Lo dice cuando realmente no le gusta.
- ¡Mi día de ayer fue excelente! Me mojé con la lluvia y me enfermé: Está claro que no es tan excelente el día, pero intenta matizarlo con este comentario.
- ¿Cuánto te falta? ¿Será que llegas hoy o mañana?: Esto se lo puede decir una persona a otra que está llegando unos minutos tarde a una cita.
- ¡Qué inteligente eres, me impresionas!: Esto se lo dice alguien a otra persona que en realidad no es tan lista.
- ¡Gracias por pagarme lo que me debes!: Lo dicen cuando no le han devuelto el dinero.
- ¡Muchas gracias por el regaño! Mientras me gritabas entendí qué hice mal: En realidad no entendió y no está contento, pero lo finge.
- Esta fiesta es muy divertida: Cuando, en realidad la fiesta es un fiasco.
- ¡Me encanta la matemática!: Y tiene un 2 en matemáticas.
- ¡Me caes muy bien!: Cuando se odian a muerte.
- Ponte algo de ropa, te vas a helar: Lo dice en pleno verano con mucho calor.
- Me gusta mucho tu falda ¿En dónde la compraste?: Realmente no le gusta la falda, solo se quiere burlar.
- Te quedó buenísimo el almuerzo, el quemado le da un toque especial: En realidad dice que está muy mal.
¿La ironía y el sarcasmo son lo mismo?
En ocasiones, el significado de ironía y sarcasmo suele confundirse muchísimo. Esto tiene que ver con que son un tanto parecidos, pero su objetivo y la manera en la que se dice no es igual. Por ejemplo, la RAE asegura que el sarcasmo es más una forma de burla con un toque de crueldad.
Con el sarcasmo en muchas ocasiones se busca humillar, insultar y poner en ridículo a la persona que está recibiendo el sarcasmo. Pero, en el caso de la ironía en realidad estas expresiones lo que desean es comunicar lo contrario a lo que realmente se está diciendo.
Por ejemplo, un caso de ironía puede ser “Me divertí muchísimo” y uno de sarcasmo podría ser “Eres tan inteligente que ganarías un premio nobel de la física”. Y en estos casos, aunque en el último ejemplo tenga algo de ironía, realmente lo que le agrega el sarcasmo es un toque hiriente, un tanto más ofensivo y mordaz.